Principios del entrenamiento deportivo para la mejora de las capacidades motrices:
Principio de participación activa y consciente del entrenamiento:
Este principio contempla una preparación y conducción
del entrenamiento y una actividad tal entre el entrenador
y sus alumnos que posibiliten a cada deportista saber
por qué y para qué actúa. Del principio de lo consciente se
desprende la siguiente regla: el estudiante debe conocer el
resultado de su actividad así como la valoración que se da a
los realizados. Cuando un deportista, después de realizar un
ejercicio, analice sus movimientos, juzgue sus errores y sepa
cómo superarlos, está en condiciones de repetir el ejercicio
con más éxito. El conocimiento de los resultados obtenidos
no es solo necesario durante el aprendizaje, sino al realizar
cualquier ejercicio de entrenamiento. Cuando el deportista
no compara los resultados indicados con sus propias
impresiones (sentido de la velocidad, ritmo, relajamiento,
simplicidad o dificultad, entre otros) no podrá saber en qué
aspecto se encuentra atrasado y no logrará desplegar todas
sus posibilidades ni perfeccionar sus resultados.
Principio de especialización
La especialización, o los ejercicios específicos para un
deporte o especialidad, llevan a alteraciones morfológicas y
funcionales relacionadas con la especificidad del deporte. El
organismo humano se adapta al tipo de actividad al que se
expone. Esta adaptación no es solamente fisiológica sino que
es aplicable también a aspectos técnicos, tácticos y psicoló-
gicos. La especialización está basada en un sólido desarrollo
multilateral. A lo largo de la carrera deportiva de un atleta y el
volumen total de entrenamiento del repertorio de ejercicios
especiales va aumentando de forma progresiva y continua.
Principio de individualización:
El principio de individualización afirma que cada sujeto es único y diferente al resto, por lo que las cargas aplicadas deben adaptarse a sus características individuales, tanto internas como externas, para ser óptimas. Para poder aplicar adecuadamente el principio de individualización resultará imprescindible conocer detalladamente las cualidades y potencialidades de cada atleta mediante un profundo análisis. De esta manera aquí entran en funcionamiento también los conceptos de carga interna y carga externa.
Principio de variedad:
El entrenamiento contemporáneo exige muchas
horas de dedicación y entrenamiento. El volumen y las intensidades
de trabajo están continuamente aumentando y
los ejercicios son repetidos numerosas veces. Con el fin de
alcanzar un alto rendimiento, el volumen de entrenamiento
debe sobrepasar las 1000 horas por año. Un levantador de
pesas de clase mundial entrena 1200 horas de pesado trabajo
por año, un remero cubre de 40-60 km en 2-3 sesiones de
entrenamiento por día, mientras que un gimnasta entrena
de 4.6 horas ininterrumpidas por día en las que debe repetir
30-40 rutinas completas.
Un alto volumen de entrenamiento va unido a que
ciertos elementos técnicos o ejercicios sean repetidos
muchas veces, lo cual puede llevar a la monotonía y al
aburrimiento. Esto es más significativo en aquellos deportes
donde predomina el factor de resistencia y el repertorio de
elementos técnicos es mínimo (carrera, natación, remo, esquí
de fondo, entre otros). Para vencer o aminorar este problema
el entrenador debe disponer de un gran repertorio de ejercicios
que le permitan una alternancia periódica. Los ejercicios
deben ser elegidos bajo la condición de que sean similares a
la acción técnica del deporte practicado o que se desarrollen
las capacidades biomotoras requeridas para el deporte. Para
un jugador de voleibol o un saltador de altura que intenta
mejorar la potencia de las piernas, no es necesario saltar cada
día. Existe una amplia variedad de ejercicios (1/2 squat, press
de piernas, saltos de squats, multisaltos, saltos en profundidad)
que permiten alternar periódicamente y así eliminar el aburrimiento y mantener el mismo efecto de entrenamiento.
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